Estáis ante un pequeño rincón que trata de ser literario, aunque a día de hoy sea difícil trazar la línea entre la basura y la literatura, es vuestro el deber de juzgar

domingo, 22 de mayo de 2011

Ecos en el Obradoiro

Las formas barrocas el manto,
ideas por banderas,
sin bando, el mundo imperfecto,
destino de fieras
sin dientes, con lengua.
Dialéctica el arma,
la presión, la espera,
como su objetivo elegido
el fin de una era.
No hay mártires si eliges
luchar sin guerras,
como voz muda inundarlos
de tu pura presencia.
Estar sin ser,
luchar sin grupos
porque por la libertad,
los fanatismos son un absurdo.
Nulidad del poder,
con votos nulos demostrado,
ya no nos impedirán hablar,
la razón está de nuestro lado.
Los susurros de Gelmírez
salen desde la tumba,
pues no entiende el retrógrado,
el don de nuestra ruptura.
No somos anarcos,
ni perroflautas,
somos las voces que piden
un mundo unido sin signos,
contra los que nos dañan,
somos nuestro himno.



Son dos las obras:


Que sufra la espalda, no la conciencia



Creo en el credo del descreído,
descreo de lo que dicen
cuando estoy distraído.
Si fuese su hijo sería su esclavo,
pero no es así,
nada debo a quien nada me ha dado.
Así que me revuelvo aquí,
grito y no callo.
En eso se basa mi presencia,
harto de ataques
desperté a mi conciencia
y cuando despertó me dijo,
no permitas que nadie marque
equivocado, para ti, el camino.
Engañaron, robaron, mintieron,
por eso mañana
compensarán lo que hicieron.
En cama no se arregla nada,
sobre la fría piedra,
transmitirás tu mensaje
aunque duela la espalda.
El ambiente es distendido,
por eso entre mi afecto
a la causa en la que confío.
Por lo tanto no dudéis
los apáticos,
no permitáis que por callar,
os roben vuestro sitio en este barco,
sociedad en el mar de un mundo
que por nuestra inactividad,
se volvió injusto.
Ahora, pues, alzad la voz,
que nunca rían a costa
de ese pueblo que nunca se alzó,
que no lloren nuestros hijos
por lo que, cobardes,
nosotros permitimos.