Estáis ante un pequeño rincón que trata de ser literario, aunque a día de hoy sea difícil trazar la línea entre la basura y la literatura, es vuestro el deber de juzgar

viernes, 9 de diciembre de 2011

Mundo de hoy

El día que apareció el volcán amaneció como cualquier otro, la mañana sorprendió a jóvenes retozando o disfrutando de los últimos retazos de las drogas que habían consumido durante la noche. Sorprendió llegando tarde al trabajo a los desafortunados que formaban parte de la mayoría trabajadora de Argenta. Y no llamó la atención de aquellos que para su fortuna aún dormían, para los que disfrutaban del placer ignorante que es el sueño.
Un hombre llegó a su puesto de trabajo e ignoraba lo que ocurría en la ciudad, todo el mundo estaba agitado, en la oficina nadie comprendía el por qué de su rostro tranquilo, un volcán había aparecido al fin y al cabo. No tenían en cuenta que la noche anterior había mantenido relaciones sexuales por primera vez en un año, y no podía pensar en otra cosa, al ritmo de la música más feliz que encontró se dirigió al trabajo e ignoró al mundo.
La mujer que se había acostado con él volvía a casa avergonzada tras haber bebido demasiado la noche anterior, y horrorizada descubrió que no solo se había acostado con un hombre al que despreciaba, sino que además un volcán había hecho su aparición en el parque de los Castros, nadie sabía lo que ocurría.
Apenas la noticia llegó a oídos de uno de los miembros del Inquisidor de Argenta, los dientes de los principales mandatarios del diario se pusieron tan largos que también los de los ortodoncistas lo hicieron, y a la catástrofe volcánica se sumó entonces una de proporciones antológicas, los encargados de arreglarles los dientes a los mandamases del principal diario de Argenta no pudieron hacerlo debido a que antes debían arreglar los suyos, y por una cuestión de avaricia la noticia no pudo ser publicada a tiempo.

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