Estáis ante un pequeño rincón que trata de ser literario, aunque a día de hoy sea difícil trazar la línea entre la basura y la literatura, es vuestro el deber de juzgar

jueves, 24 de marzo de 2011

Cambiando de tercio

Tras una ausencia demasiado larga en este espacio vuelvo cambiando de tema, apartando por un momento eso que intento llamar literatura aunque me cueste. Porque en este momento están pasando cosas, y muy importantes, en el mundo, catástrofes de proporciones colosales, vease la debacle que la naturaleza está causando todavía en Japón, o sino la hipócrita participación en Libia de Occidente.

Es difícil interpretar como algo positivo la actuación política que se está llevando a cabo en cualquiera de los dos asuntos por parte de esos gobiernos democráticos que nos iluminan en Europa y Norteamérica. Empezaré hablando del asunto asíatico.

No comprendo cómo consiguen cambiar opiniones y políticas con tanta facilidad, nadie duda que la energía nuclear es un riesgo, asumible o no, pero una situación extrema como está no puede suponer nunca una base para actuar en circunstancias tan distintas a las japonesas como pueden ser las de España. La reacción ante un suceso dramático como este no es sino una muestra de la falta de criterio y de iniciativa de un gobierno que actua de forma reactiva.

El ejecutivo de un estado del primer mundo nunca debería reaccionar ante lo que ocurre, sino anticiparse a los acontecimientos, tomar decisiones meditadas y con sentido, el bloqueo sufrido en la investigación de energías renovables alternativas a la nuclear, por ejemplo en el ámbito de la automoción, es un ejemplo, ahora habrá muchos que se arrepientan de no haber planeado soluciones alternativas a una situación como la que se vive en el mundo de los combustibles fósiles.

Del mismo modo, las medidas de precaución en las centrales nucleares son necesarias, pero no lo son más porque en las antípodas todo haya quedado fuera de control, la única diferencia es que en este momento esas medidas parecen tener más sentido porque el efecto pánico sobre las masas es poderoso, pero el fondo sigue siendo el mismo, el debate no debería haber cambiado de contexto. ¿Queremos que nos ocurra lo mismo que a Japón? Pregunta estúpida, sobre todo teniendo en cuenta ue nuestra situación en el planeta Tierra es casi opuesta a la del país asiático.

Y de nuevo cambiando de tercio, qué decir de la participación de Occidente en Libia, guerra o no, creo que ese debate es intrascendente, lo importante del asunto es el momento en que la alianza hipócrita se ha lanzado a la defensa de unos rebeldes que llevaban ya tiempo siendo diezmados, perdiendo batallas y terreno contra un ejército que les supera con creces en poder militar. Nadie duda de la justicia de la causa rebelde, lo que debemos comprobar con el tiempo es si la intervención de nuestras democracias les ayuda a instaurar un gobierno que les acerque al progreso social y económico o si simplemente, tras conseguir expulsar a Gadafi del país (si lo consiguen), instauran un gobierno títere para hacer efectivos los intereses que en la zona existen. Intereses tanto geoestratégicos como relacionados con esos preciados combustibles fósiles que comenzamos a valorar.

Tal vez haya unas cuantas personas que debieran replantearse su praxis, ya no solo por su imagen pública, sino por la realización de un esquema político equilibrado que no se convierta en una olla a presión a punto de estallar, parece una cosa de broma que una y otra vez nos vendan la misma moto para robárnosla por la noche.

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