Estáis ante un pequeño rincón que trata de ser literario, aunque a día de hoy sea difícil trazar la línea entre la basura y la literatura, es vuestro el deber de juzgar

sábado, 4 de junio de 2011

Avellanas en la noche

El sabor trufado del helado es una bendición en los labios de Carmen, es como si la luna se estuviese derritiendo con el roce de su lengua, aunque pensándolo bien, la luna no sabría a chocolate, la luna es algo mucho más complejo que el chocolate, sería como una condensación que parte del ácido y el dulce al mismo tiempo, el tacto de una ostra en contacto con el amarillo sabor de los frutos tropicales. Naranja como si se bebiese un zumo de agrios paladares, pero no, la luna no debiera ser agria, debería saber como la avellana, el helado de avellana, que enmascara entre otras virtudes la elegancia de la reina Lamia, más belleza que Venus y, si, el frescor que ni Neptuno podróia hacer surgir de sus dominios. Y Carmen ya no recuerda de qué sabor era su helado, tiene el paladar hecho un lío nocturno.
Para solucionar su problema
se decide a cambiar su forma de pensar
y piensa en versos sin rima, no está del todo segura de si es sueño o realidad lo que la rodea
ya que las formas se alargan
y acortan a voluntad, y lo que antes
era un helado de chocolate, ahoradespués de salir volando,
parece una luna en la Tierra.

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